EL NIÑO COMO PERSONA


En los padres (mamá y papá) existe una enorme responsabilidad ética frente a la vida, salud y crecimiento de sus hijos. Siendo estos, el adecuado ambiente para un desarrollo normal y saludable, la satisfacción de las necesidades básicas a fin de que logre al máximo el desarrollo de sus potencialidades.
Repercute en el feto, y en el futuro desarrollo del niño, las condiciones económicas, sociales, culturales, ecológicas en que la madre vive durante la gestación y sus características físicas y psicológicas como estado de salud, nutrición, ingesta de alcohol, drogas o medicamentos, enfermedades infecciosas, nivel instruccional e información acerca del embarazo, estado emocional y actitud frente a su estado.
Todo ser humano debe ser respetado desde su concepción, el óvulo fecundado, ya es un ser vivo, es una persona en desarrollo, por lo que contiene potencialmente, en los genes de los cromosomas trasmitidos por sus padres, los “planes genéticos”, los cuales más adelante, pueden ser mediatizados y modificados en el transcurso de su vida especialmente de los primeros años, por influencias externas del ambiente.
La educación es el desarrollo de las personas, lo que significa el desarrollo de competencias y capacidades, el aprendizaje de una serie de habilidades, hábitos y actitudes en función de valores humanos compartidos. Por ello es conveniente que el niño desde la más tierna infancia en el ambiente familiar y en el centro pre-escolar, aprenda que debe respetar los derechos de los demás, que no pueden ofender, pegar o arrebatar lo que no es suyo, engañar, abusar o burlarse de otros, especialmente de los más débiles o menores que él, estos son funciones de los padres y maestros que conviven con el niño.

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